lunes, 18 de mayo de 2015

Producción escrita a partir de "El avión de la bella durmiente" de Gabriel García Márquez


A partir del cuento "El avión de la bella durmiente" de Gabriel García Márquez, me he dispuesto a hacer una producción personal sobre el mismo tema que ha tratado García Márquez, osea, el amor a primera vista.

Ella no me mira
Fernando Molina

Yo era un chico normal. Uno de esos chicos que nunca estuvo enamorado, si, obvio que me han gustado muchas chicas, pero nunca pensé que fuese “amor” yo pensaba más como en una “atracción”. No soy alguien feo, es decir, de serlo, no habría tenido tantas novias, si, bueno unas duraban un mes otras un años, no tiene importancia, el punto es que me considero de buen ver.
Entonces llega el día, el dichoso día, el día en el que miro a una chica en una parada de micro y ella no me devuelve la mirada que esperaba, ella era rubia de pelo liso, más o menos de mi altura, ojos verdes realmente bellos y no sé por qué, pero cuando la miré y ella me miro, pensé que le había gustado, pero fue una cuestión de segundos para que ella me despreciara con la mirada. Primero pensé “ja ja se está haciendo la difícil” pero luego me di cuenta de que en realidad no se estaba haciendo la difícil, en realidad, yo no le gustaba. Ella subió a su micro y yo subí al mío esperando verla al día siguiente.
Me quede impactado, no pude prestar la suficiente atención al profesor cuando explicó y me termine sacando un 2 en el trabajo, esta nota le llego a mis padres y no me dejaron ir a futbol. Estaba molesto, con mis padres, con el profesor, con mis amigos y todo por la chica esta que me despreció con sus ojos verdes esmeraldas. Me fui a mi cuarto a despejar mi mente un momento, apenas llegue me saque el calzado y me acosté, pensando en esa chica, sin duda quería verla de nuevo, pero no en las mismas circunstancias, quería que ella me mirara para poder despreciarla yo con la mirada, pero esto no iba a poder pasar hasta que ella se fijase en mí por lo que al día siguiente me trate de vestir lo mejor posible y me puse mi mejor perfume, sí, todo por ella, ¿y para qué? Para que ella ni se diera cuenta de que yo estaba ahí, me molestó más aun, pero no me iba a dar por vencido así nomás. A los días… perdón, semanas siguientes use la misma estrategia y todas con los mimos resultados; no me miraba. Trate de dejar de darle importancia, pero no pude, me estaba yendo mal en el colegio, me peleaba todos los días con mis padres, casi que ni siquiera podía dormir. Les pregunte a mis amigos ¿qué hacer?, ¿qué me pasaba?, ¿por qué estaba tan enganchado?, todos me respondían algo que yo no podía creer, estaba negado a creerlo, todos me respondían que estaba enamorado, pero ¿cómo podía ser eso posible si ni siquiera la conocía?
¡Un día me cansé!
Después de prepararme bien y ponerme las últimas gotas de mí mejor perfume, salí preparado para hablarle, llegue a la parada y ella estaba ahí, tan hermosa como siempre, pero esta vez con sus ojos tristes y a punto de llorar, me dio vergüenza acercarme mucho, pero me fui acercando de a poco hacia donde estaba sentada ella, con la excusa de que me daba el sol en la cara, pero me acerque mucho y se vio un poco sospechoso. Cuando ya estaba lo suficientemente cerca ella me miro y yo la mire a ella, pero lo que yo vi no fue una chica triste, no, lo que yo vi fue una chica que tuvo el peor día de su vida. Me sentí intrigado de que le podría haber pasado a esta chica tan hermosa, por lo que, antes de que me sacara la mirada me anime. Le dije “Hola”. Ella no me respondió con el mismo entusiasmo obviamente, pero eso no era lo importante, lo importante, era que ella me había respondido, si, con un tono triste y un poco curioso, pero aun así me respondió. La conversación siguió me dijo que, efectivamente, había tenido la peor semana de su vida y que despertarse para ir al colegio como si no era algo que quisiese hacer. Me conto todo, a su padre le diagnosticaron cáncer de próstata, por lo que su madre tuvo que conseguir un mejor empleo para poder pagar los gastos del hospital, lo que llevo a su madre mudarse lejos y que ella se tuviera que quedar con su tía y sus insoportables primos, vino soportando todo esto por su padre, pero ayer falleció, casi lloro cuando ella me lo conto con sus hermosos ojos que ya no se le distinguían el color de tanto llorar. Cuando termino la historia se quedó cayada un momento mirándome y yo estaba con cara de impactado, intente ponerme lo más serio posible para luego abrasarla. En el abrazo llego su micro y subió en él aun llorando pero ahora con una sonrisa en la cara. Ni siquiera le pregunté el nombre.
Pase todo ese día pensando en cómo me cambió esta experiencia, lo charle con varios amigos y esta vez sí les creí cuando me dijeron que estaba enamorado. Pase toda la noche con ese cosquilleo en la panza de cuando uno está nervioso, pero esta vez el cosquilleo era placentero, las famosas mariposas en la panza.
A la mañana siguiente era sábado, tenía que ir a futbol pero decidí no ir, tenía que encontrar a esta chica, es decir, estaba enamorado de alguien de la que ni siquiera me sabía el nombre. Me puse a investigar por todos lados pregunte por WhatsApp, hice muchas publicaciones por Twitter e Instagram para encontrarla, pero no fue hasta que un amigo me habló al Facebook para decirme que su amiga preguntaba por mí, que encontré una foto mía en las noticias de Facebook. Era ella, buscándome a mí, me quede tan conmocionado que tarde en reaccionar, pero a penas lo hice, la agregué y le hablé. No le hable como le hablo a todas, a ella le hable más dulce, yo quería que ella supiera que estaba enamorado.

García Márquez es un periodista colombiano nacido en Aracataca en 1928. Cursó estudios secundarios en San José a partir de 1940 y finalizó el bachillerato en 1946. Se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cartagena en 1947 aunque sin mostrar demasiado interés por los estudios. Fue corresponsal de El Espectador de Bogotá en Europa y fundador de la agencia cubana Prensa Latina, entró en contacto con un grupo de intelectuales: Ramón Vinyes, Alfonso Fuenmayor, Alvaro Cepeda y Germán Vargas que le presentaron algunos libros de novelistas contemporáneos destacados. Fue por algún tiempo viajante de libros, lo que le permitió recorrer en toda su extensión la costa atlántica. Publicó en 1955 las novelas "La hojarasca", y "La mala hora" en 1962, que le representó el Premio Esso. No consiguió el reconocimiento mundial hasta 1967 en que publicó "Cien años de soledad" que le tuvo un extraordinario éxito de crítica y de público. Otras obras suyas son: la novela corta "Crónica de una muerte anunciada" en 1981 y las novelas "El otoño del patriarca" en 1975, "El amor en los tiempos del cólera" en 1982 y "El general en su laberinto" 1989. En 1982 ganó el premio Nobel de literatura.

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