A partir del cuento "El avión de la bella durmiente" de Gabriel
García Márquez, me he dispuesto a hacer una producción personal sobre el mismo
tema que ha tratado García Márquez, osea, el amor a primera vista.
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Yo era un chico normal. Uno de esos chicos que
nunca estuvo enamorado, si, obvio que me han gustado muchas chicas, pero nunca
pensé que fuese “amor” yo pensaba más como en una “atracción”. No soy alguien
feo, es decir, de serlo, no habría tenido tantas novias, si, bueno unas duraban
un mes otras un años, no tiene importancia, el punto es que me considero de
buen ver.
Entonces llega el día, el dichoso día, el día en
el que miro a una chica en una parada de micro y ella no me devuelve la mirada
que esperaba, ella era rubia de pelo liso, más o menos de mi altura, ojos
verdes realmente bellos y no sé por qué, pero cuando la miré y ella me miro,
pensé que le había gustado, pero fue una cuestión de segundos para que ella me
despreciara con la mirada. Primero pensé “ja ja se está haciendo la difícil”
pero luego me di cuenta de que en realidad no se estaba haciendo la difícil, en
realidad, yo no le gustaba. Ella subió a su micro y yo subí al mío esperando
verla al día siguiente.
Me quede impactado, no pude prestar la suficiente
atención al profesor cuando explicó y me termine sacando un 2 en el trabajo,
esta nota le llego a mis padres y no me dejaron ir a futbol. Estaba molesto,
con mis padres, con el profesor, con mis amigos y todo por la chica esta que me
despreció con sus ojos verdes esmeraldas. Me fui a mi cuarto a despejar mi
mente un momento, apenas llegue me saque el calzado y me acosté, pensando en
esa chica, sin duda quería verla de nuevo, pero no en las mismas
circunstancias, quería que ella me mirara para poder despreciarla yo con la
mirada, pero esto no iba a poder pasar hasta que ella se fijase en mí por lo
que al día siguiente me trate de vestir lo mejor posible y me puse mi mejor
perfume, sí, todo por ella, ¿y para qué? Para que ella ni se diera cuenta de
que yo estaba ahí, me molestó más aun, pero no me iba a dar por vencido así
nomás. A los días… perdón, semanas siguientes use la misma estrategia y todas
con los mimos resultados; no me miraba. Trate de dejar de darle importancia,
pero no pude, me estaba yendo mal en el colegio, me peleaba todos los días con
mis padres, casi que ni siquiera podía dormir. Les pregunte a mis amigos ¿qué
hacer?, ¿qué me pasaba?, ¿por qué estaba tan enganchado?, todos me respondían
algo que yo no podía creer, estaba negado a creerlo, todos me respondían que
estaba enamorado, pero ¿cómo podía ser eso posible si ni siquiera la conocía?
¡Un día me cansé!
Después de prepararme bien y ponerme las últimas
gotas de mí mejor perfume, salí preparado para hablarle, llegue a la parada y
ella estaba ahí, tan hermosa como siempre, pero esta vez con sus ojos tristes y
a punto de llorar, me dio vergüenza acercarme mucho, pero me fui acercando de a
poco hacia donde estaba sentada ella, con la excusa de que me daba el sol en la
cara, pero me acerque mucho y se vio un poco sospechoso. Cuando ya estaba lo
suficientemente cerca ella me miro y yo la mire a ella, pero lo que yo vi no
fue una chica triste, no, lo que yo vi fue una chica que tuvo el peor día de su
vida. Me sentí intrigado de que le podría haber pasado a esta chica tan
hermosa, por lo que, antes de que me sacara la mirada me anime. Le dije “Hola”.
Ella no me respondió con el mismo entusiasmo obviamente, pero eso no era lo
importante, lo importante, era que ella me había respondido, si, con un tono
triste y un poco curioso, pero aun así me respondió. La conversación siguió me
dijo que, efectivamente, había tenido la peor semana de su vida y que
despertarse para ir al colegio como si no era algo que quisiese hacer. Me conto
todo, a su padre le diagnosticaron cáncer de próstata, por lo que su madre tuvo
que conseguir un mejor empleo para poder pagar los gastos del hospital, lo que
llevo a su madre mudarse lejos y que ella se tuviera que quedar con su tía y
sus insoportables primos, vino soportando todo esto por su padre, pero ayer
falleció, casi lloro cuando ella me lo conto con sus hermosos ojos que ya no se
le distinguían el color de tanto llorar. Cuando termino la historia se quedó
cayada un momento mirándome y yo estaba con cara de impactado, intente ponerme
lo más serio posible para luego abrasarla. En el abrazo llego su micro y subió
en él aun llorando pero ahora con una sonrisa en la cara. Ni siquiera le
pregunté el nombre.
Pase todo ese día pensando en cómo me cambió esta
experiencia, lo charle con varios amigos y esta vez sí les creí cuando me
dijeron que estaba enamorado. Pase toda la noche con ese cosquilleo en la panza
de cuando uno está nervioso, pero esta vez el cosquilleo era placentero, las
famosas mariposas en la panza.
A la mañana siguiente era sábado, tenía que ir a
futbol pero decidí no ir, tenía que encontrar a esta chica, es decir, estaba
enamorado de alguien de la que ni siquiera me sabía el nombre. Me puse a
investigar por todos lados pregunte por WhatsApp, hice muchas publicaciones por
Twitter e Instagram para encontrarla, pero no fue hasta que un amigo me habló
al Facebook para decirme que su amiga preguntaba por mí, que encontré una foto
mía en las noticias de Facebook. Era ella, buscándome a mí, me quede tan
conmocionado que tarde en reaccionar, pero a penas lo hice, la agregué y le
hablé. No le hable como le hablo a todas, a ella le hable más dulce, yo quería
que ella supiera que estaba enamorado.
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García Márquez es un periodista colombiano nacido en Aracataca en 1928. Cursó estudios secundarios en San José a partir de 1940 y finalizó el bachillerato en 1946. Se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cartagena en 1947 aunque sin mostrar demasiado interés por los estudios. Fue corresponsal de El Espectador de Bogotá en Europa y fundador de la agencia cubana Prensa Latina, entró en contacto con un grupo de intelectuales: Ramón Vinyes, Alfonso Fuenmayor, Alvaro Cepeda y Germán Vargas que le presentaron algunos libros de novelistas contemporáneos destacados. Fue por algún tiempo viajante de libros, lo que le permitió recorrer en toda su extensión la costa atlántica. Publicó en 1955 las novelas "La hojarasca", y "La mala hora" en 1962, que le representó el Premio Esso. No consiguió el reconocimiento mundial hasta 1967 en que publicó "Cien años de soledad" que le tuvo un extraordinario éxito de crítica y de público. Otras obras suyas son: la novela corta "Crónica de una muerte anunciada" en 1981 y las novelas "El otoño del patriarca" en 1975, "El amor en los tiempos del cólera" en 1982 y "El general en su laberinto" 1989. En 1982 ganó el premio Nobel de literatura.
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